14 diciembre, 2024

MÁS SOBRE EL AMOR

Por Josefina Leroux

Para celebrar un año más la Fería del libro de Guadalajara y despedir el 2024. En la entrada anterior, iniciamos un conversatorio imaginario sobre el amor en la posibilidad de seguir leyendo las mentes brillantes que se adelantaron y trascendieron a su tiempo.

Esta vez incluimos más voces inmortales por sus ideas. Se unen a nosotros: Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche y Hannah Arendt.  La pregunta que les hacemos: ¿Puede el amor trascender las contradicciones de la existencia humana?

Søren Kierkegaard (filósofo y teólogo danés 1813-1855):

-El amor es, ante todo, un acto de fe. Es la más sublime paradoja: amar implica arriesgarlo todo, porque el verdadero amor no se sostiene en certezas, sino en la entrega absoluta a menudo sin garantía de reciprocidad.

Friedrich Nietzsche (filósofo, poeta, filólogo alemán 1844.1900):

-Ah, Kierkegaard, siempre tan atormentado. Para mí, el amor es una expresión de poder, una afirmación de la vida. No es un sacrificio, como tú sugieres, sino una voluntad de crear, de trascender, de afirmar nuestra existencia.

Hannah Arendt (filósofa e historiadora alemana-estadounidense 1906-1975):

-Ambos tienen algo de razón, pero el amor también es político. Amar no ocurre en un vacío; está enredado en las estructuras sociales y las relaciones de poder. El amor puede ser revolucionario, pero también puede perpetuar sistemas opresivos.

Virginia Woolf (escritora inglesa 1882-1941)

-Exacto, Hannah. Nosotras, las mujeres, hemos sido las más afectadas por esa dinámica. El amor nos ha sido impuesto como destino, mientras se nos niega la posibilidad de vivir para nosotras mismas.

Pablo Neruda:

-Pero el amor es un destino en sí mismo, Woolf. Es la fuerza que nos arrastra, que nos eleva. Si no amamos, ¿qué sentido tiene escribir, vivir, ser?

 

Friedrich Nietzsche:

-Eso suena a esclavitud, Neruda. Amar por necesidad es una debilidad. Amar por elección, desde la plenitud de uno mismo, es un acto de poder. El amor auténtico no anula al individuo; lo engrandece.

Simone de Beauvoir:

-¿Y qué pasa cuando el “poder” del amor se inclina hacia uno de los géneros, Nietzsche? Las mujeres han cargado por siglos con la expectativa de ser el sostén emocional de los hombres. Yo creo en un amor donde ambos sean libres de ser y de crecer.

Søren Kierkegaard:

-Pero Simone, el amor verdadero exige renuncia. Es el abandono del yo para entregarse a algo más grande, incluso al sufrimiento.

Hannah Arendt:

-No estoy de acuerdo. El amor no debe ser un sacrificio, sino un espacio de acción conjunta. En él, construimos un mundo compartido. No hay amor sin libertad, y no hay libertad sin responsabilidad mutua.

Albert Camus:

-Arendt, hablas de responsabilidad como si pudiéramos controlar el amor. Pero ¿qué hacemos con su irracionalidad, su caos? El amor, como la vida misma, es absurdo, pero es precisamente esa paradoja que lo hace hermoso.

Virginia Woolf:

-Y también peligroso. El caos del amor puede convertirse en violencia emocional o física, especialmente para quienes tienen menos poder. El amor debe ser un pacto, no un campo de batalla.

Pablo Neruda:

-¡Pero el amor es un campo de batalla, Woolf! Es allí donde luchamos con el otro, con nosotros mismos, con el universo entero.

Friedrich Nietzsche:

-Prefiero verlo como una danza, no una batalla. Una danza donde ambos deben ser fuertes, independientes y plenos, o de lo contrario uno terminará pisoteando al otro.

Søren Kierkegaard:

-Esa fuerza que mencionas, Nietzsche, se encuentra en la fe. Sin fe, el amor se reduce a un juego de egos.

Simone de Beauvoir:

-No fe, Kierkegaard. Confianza. Una confianza consciente y construida, no ciega ni impuesta por normas externas.

Hannah Arendt:

-Y esa confianza debe estar enraizada en la acción. El amor no es solo una emoción; es algo que hacemos, que cultivamos, como cualquier relación humana significativa.

El amor, parece, es tanto una fuerza irracional como una elección consciente, una paradoja que nunca resolveremos del todo. Pero enriquece esta conversación, incluso en su falta de acuerdo.

Albert Camus:

Quizá ahí resida su belleza: en que el amor, como la vida, nunca puede ser completamente definido.

Nos despedimos con un pensamiento renovado sobre ese enigma eterno que nos une y nos divide, pero nos convoca  a continuar el debate para siempre. Brindemos por el placer de leer y por la libertad de poder comprar los libros que nos complazcan.

josefina.leroux@gmail.com