9 septiembre, 2013

HAY DE AMORES, A AMORES…

Por Josefina Leroux

hay-de-amores-a-amores“El amor es un enjambre tal de paradojas y existe tal variedad de formas y matices que uno puede decir casi cualquier cosa sobre el y, casi siempre tendremos razón”. Henri Finck, 1902

“Por melancólico que parezca la etapa apasionada que deja sin aliento, dura solamente de 6 a 30 meses”, asegura Elaine Walster, psicóloga graduada en la Universidad de Stanford que actualmente trabaja en la universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos impartiendo clases de “amor”.
El “amor” que la mayoría de la gente dice experimentar no es verdadero amor, sino solo una etapa del mismo, aunque se piensa que es el único amor que existe porque ha acaparado la atención y la emoción de quienes lo experimentan.

Este énfasis en lo que solo es el principio del verdadero amor se da espontáneamente y se vive tan intensa y emocionalmente que desaira a otras etapas o formas de amar, a pesar de que las subsecuentes sean más profundas y duraderas.

Existen diferentes tipos de amor, entre los cuales se pueden identificar: al amor filial, el amor apasionado instintivo, la amistad, el amor maduro, y el amor creativo, entre otros que describen diferentes autores.
Una diferencia entre los anteriores es su forma de expresión.
Me ha llamado la atención la forma y el contenido que la gente de diferentes culturas usa para expresar sus sentimientos amorosos.
La intención o significado del sentimiento amoroso puede verse ilustrado mucho en su expresión: bombón, mi vida, cielo, vieja.., son palabras que la gente usa para referirse a la persona amada, pero estos términos varían curiosamente de cultura a cultura.

Las palabras afectuosas que se usan en Estados Unidos por ejemplo, son en la mayoría de las veces nombres de comestibles más o menos dulces o deliciosos. Suena graciosa la traducción de lo que los novios, amigas o gente que se quiere se dice mutuamente para comunicarse que se ama.

  • “Little pumpkin”: calabacita,
  • “sweet heart”: dulce corazón,
  • “honey”: miel,
  • “sweetie”: dulcito, caramelo,
  • “lemon pie”: pay de limón,
  • “sugar daddy”: papacito de azúcar, etc.

Muy diferentes son las palabras que oímos entre los compatriotas, frases que usan para referirse a sus amores como por ejemplo: mi cielo, alma, vida, corazón, amor mío, amor de mis amores.
Si analizamos las expresiones de las dos culturas, se pueden identificar diferentes connotaciones que hablan del significado del amor en esas culturas.
Se sabe que Estados unidos es un país materialista y consumidor por excelencia, donde se comercia hasta con los sentimientos, y el amor no es la excepción. El matrimonio es uno de los más importantes negocios en ese país; nótese la cantidad de casamientos efectuados a diario, solamente en el estado de Nevada en las Vegas, se registran alrededor de 50 bodas por hora, pero no es que los estadounidenses le den mucha importancia al matrimonio, por el contrario, así como se casan, se descasan. Se sabe que más de la tercera parte de los que se casan se divorcian y la mitad de estos se vuelven a casar al siguiente año.
Si se asocian estos datos con las formas de comunicación amorosa, se puede encontrar una congruencia; los amores en ese país, como sus expresiones, son consumibles, temporales e intrascendentes. La gente se enamora y se casa por razones muchas veces económicas, los jóvenes se salen de casa de sus padres alrededor de los 18 años y consiguen un compañero (a) para compartir gastos; se casan o no, influidos mucho por la presencia o ausencia de una religión y todo funciona de maravilla hasta el primer pleito, donde cada quien se regresa a donde estaba.
Existe una significativa cantidad de hermanos, de padres o madre, que ni siquiera se conocen.
La circunstancia que más frecuentemente une en Estados Unidos a la familia entera, a los amigos y conocidos es la muerte. Solo en los funerales los parientes próximos y lejanos se movilizan para trasladarse el lugar donde se ocurrió del deceso.
En México no sucede lo mismo. “El amor de mi vida” y “mamacita santa”, implican sentimientos duraderos que cuando conducen al matrimonio se mantiene a lo largo de los años. Los amores en esta cultura, como sus expresiones son más profundas y conllevan a la trascendencia y la continuidad de valores en la formación de una familia que se mantiene unida.
La boda es un gran acontecimiento, donde acuden familiares, amigos y hasta “gorrones”, donde el amor, en una promesa de vida eterna reúne en la alegría. El festejo no es elitista, puede decirse que proporcionalmente que la fiesta es más grandiosa en las clases de escasos recursos, donde hacen gala ese día de su esplendidez de alma.
¿Por qué la diferencia cultural?
La jerarquía de valores en cada país es una causa importante; el valor económico en Estados Unidos encabeza la lista, para acomodarse los demás indistintamente.
En México, y quizá por eso estamos como estamos en otros aspectos, el amor se localiza en la cumbre de su existencia; el mexicano vive y se desvela por el amor, ya sea a su madre, a su hijo, a su vieja querida o a su noviecita santa.
La historia, la literatura, la pintura y la música entre otras muchas expresiones del mexicano se encuentran inundadas de temas amorosos que conforman una cultura cálida y apasionada.
Pero hay de culturas a culturas, y de amores a amores.

Y si de expresiones románticas se trata, yo prefiero “mi cielo” a “calabacita”, ¿y Ud.?