AMOR Y ODIO
“El mayor daño que se ha hecho a la humanidad lo han hecho los poetas”- dice la Dra. Peterson en un diálogo de la película Recuerda, de A.Hitchcock..
¿Qué han hecho los poetas, para este productor de cine lo considere el mayor daño a la humanidad?
Los poetas, las poetisas han recreado el amor, adornándolo de pasión, de eternidad, y de todas las virtudes, cuando en la realidad se vive de otra manera.
Y la mayoría de la gente se queda anhelando ese amor que ofrece plenitud y éxtasis, ese amor que se equipara con la felicidad.
Hombres y mujeres acaban por sentirse decepcionados y frustrados del amor que experimentan, en la medida de su expectativa en relación a este afecto.
Los adolescentes, que esperan todo de la vida se preguntan, si eso que experimentan es el amor, ya que no sienten ninguna emoción extraordinaria como las que han leído.
Muchas parejas cuando dejan de sentir la emoción que caracteriza el enamoramiento, se dejan porque sienten que el amor se les acabó. Confunden al amor con la emoción que incendió el cuerpo del poeta que le llevó a escribir los versos, y se pasan la vida de amor en amor, agotándolos todos.
“Tú, cuyo nombre debería estar en estas páginas, que derribas mi soledad y la conviertes en claridad plenaria…” Liliam Jimenez
Y no sólo los poetas lo han dicho siempre, también las películas hoy día, ilustran el amor romántico de modo tal que seduce e invita a perseguirlo de por vida.
Los poetas nos han dicho que sin el amor, es preferible la muerte. Y muchos se han suicidado por ello.
Pero no es culpa de los poetas, que sólo escuchemos de su voz las delicias del amor y neguemos sus dolores. Porque, si bien es cierto que han escrito de las glorias de sentirse embriagado de un sin fin de sentimientos que perturban exquisitamente la conciencia, también han abundado sobre las penumbras y tormentos del alma ante la convalescencia y muerte del amor.
“…juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
de abrirse y cerrarse el paraíso.
Mario Benedetti.
No leemos acerca del dolor al que también han dedicado un sin número de autores. Preferimos negar que existe y quedarnos con la esperanza que ellos nos ofrecen de que existe un cielo aquí en la tierra cuando encontramos al amado.
No queremos entender, que la felicidad no existe ni tampoco el amor como lo ansiamos.
Por que nada que tenga que ver con lo humano es perfecto, ni eterno. El amor dura un instante; viene y se va para dejarnos nuevamente solos.
El amor no es puro, sino mezclado con otros sentimientos y emociones, no todas gratas.
“Señora de la luz, te mando, te suplico
óyeme hablar sin voz,
oye lo que no he dicho,
con este amor te amo,
con éste te maldigo, tengo la espalda rota,
roto, un cuchillo.”
J.Sabines
El amor humano está lleno de vicisitudes en la práctica. Si pretendemos solo la parte buena, viviremos desilusionados o expectantes siempre insatisfechos de nuestros amores. Exigiremos y demandaremos. Frustraremos lo expontáneo, haciendo añicos esa dulce dádiva que pueden darnos si nos quieren los amados, porque si forzados se reconocen, ese amor deja de sentirse libre y se esfuma.
No podemos esperar que nunca descanse o muera el amor, o no se afecte por el convivir, por que nos hemos de sentir culpables de detestar a veces la falta de detalles o que nos cambien por alguien o algo más.
No podrán dejarnos los remordimientos, de creer que el odio no cabe en el amor, cuando es parte pasajera del amor mismo. Si hemos de ser sinceros, tendremos que admitir, que a la vez que amamos, odiamos a veces a nuestros seres queridos, simplemente por que no se comportan como esperaríamos.
Surge el odio para darnos cuenta que hemos sido heridos y poder defendernos.
“…Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en las que no te conozco,
en que me eres ajena como la mujer de otro…”
Jaime Sabines.
Si no nos permitimos una cierta dosis de odio y coraje podemos enfermarnos. Existe un ‘patrón de amabilidad indiscriminada y promiscua hasta el punto de sacrificar la propia integridad’ , que se ha relacionado científicamente con el cáncer, así como con otras enfermedades.
Una cosa es sentir el odio y reconocerlo, encontrarle sentido, y otra, muy distinta, dejarnos arrasar por ese sentimiento. Los psicólogos lo sabemos muy bien, los aspectos que negamos adquieren poder sobre nosotros mismos, es como si se rebelaran para decirnos que sí existen y que si forman parte de nosotros mismos.
Leamos más a los poetas para aprender más del amor, no nos quedemos en la descripción de su parte idílica. Abundemos en todos los sentires que forman parte del amor y de la vida misma, por que todos y cada uno nos pertenecen.