JUGANDO JUGANDO
APRENDEN A SER HOMBRE Y MUJERES
¿Sabía usted que dramatizar es una forma importante para favorecer el desarrollo del niño?
La posibilidad de transformarse en diferentes personajes, viajar en el tiempo y en el espacio como en el teatro al través del juego, puede ser un pasatiempo divertido y un recurso formativo ilimitado.
Rachel Pinder, una mama y maestra londinense asegura que desde los más tempranos estadios de desarrollo, la actuación de personajes ofrece al niño la oportunidad de ensayar un nuevo lenguaje, de hacer manifiestos sus problemas así como de aprender a relacionarse con otro “actores”.
Participar en una obra de teatro formal es una gran oportunidad, pero no todos los niños pueden hacerlo, ni a muchos padres les interesa que sus hijos incursionen en este ambiente; lo interesante está en que el teatro puede llevarse a la casa.
Los adultos con algunos elementos fáciles de conseguir y un poco de imaginación, pueden lograr de sus pequeños originales caracterizaciones, que pueden improvisarse espontáneamente a diario durante sus horas libres.
Es fascinante ser espectador del juego infantil donde los niños imitan el mundo adulto, resulta verdaderamente interesante como se transforman en mamas, papas, maestros, doctores, cantantes, fantasmas, astronautas, guerreros o superhéroes.
Es sensacional como interpretan a los “grandes” y repiten sensiblemente hasta el más pequeño de los detalles, es admirable como pueden ser tan agudos críticos que rebasan las percepciones maduras.
“¡Eres una tonta y te lo repito mil veces, te voy a pegar, ven para acá!” Decía una pequeñita a su hermanita jugando a las mamas, repitiendo lo que escuchaba cotidianamente de su madre en un intento de desahogar el sentimiento de ofensa que su mama le provocaba.
“Despues de la oficina nos tomamos una copa donde siempre y luego jugamos domino” Decía un niño en otra dramatización, evidenciando las costumbres y problemas de algún familiar.
Jugando e interpretando papeles pueden no solo manifestar sus problemas, sino resolverlos también, escuchando otras soluciones que dan sus amiguitos o sus hermanos, desahogando sus tensiones y agresiones al pegarle a un muñeco por ejemplo o gritar en el juego.
Los niños pueden expresar libremente sus deseos en formar simbólica al través de la dramatización, no es casualidad jugar a la casita, a la guerra, a estar en un submarino o en el país de las maravillas; cada uno de los juegos habla significativamente de los intereses de los protagonistas.
La dramatización también permite conocer sus potenciales y destrezas; personajes como los artistas, la bailarina, la maestra o el jefe, pueden mostrar la facilidad que tienen los niños para dibujar, bailar o cantar, para mandar o liderar.
Por medio de la dramatización también, los niños aprenden de compañeros mayores, mejoran el lenguaje, la comunicación y, en general, la socialización.
Si los adultos participan en el juego e intercambian diálogos con los niños, pueden llegar lograr que ellos comprendan la postura de autoridad de papa, mama o la maestra, escenificando situaciones de la vida cotidiana como la hora de ir al colegio, una comida en un restaurante, la visita al doctor, un día de clases o un viaje, por ejemplo, se puede dar una lección edificante.
Es tan valioso este recurso, que algunos psicólogos lo usan para el diagnostico o durante el tratamiento en la resolución de problemas infantiles; en clínica, la dramatización, así como el uso de muñecos o títeres, motiva fácilmente a los niños para que hablen de sus preocupaciones y temores en un juego sistematizado; se ha encontrado que es una forma excelente para que el niño se explaye sin obstáculos, al contrario que la pregunta directa que provoca a menudo introversión, timidez y resistencia a hablar de lo que los hace sufrir.
La dramatización puede ser una excelente forma d entretener a los niños en una fiesta o en vacaciones, una manera formativa y creativa para hacer que los niños pasen su tiempo divertidos en una forma sana y diferente.
En lugar de piñata, del show o de maquinitas tragamonedas, en lugar de juguetes rígidos, puede haber un baúl lleno de telas, mascaras, bufandas, sobreros, zapatos, faldas, chalecos, pantalones, pelucas, biberones, joyería de fantasía, pinturas para maquillarse, lentes, narices postizas, bastones, sombrillas y todo lo que pueda ocurrírsele puede conformar “la caja de Pandora” para fantasear uno y mil veces personajes y escenificaciones diferentes.
Para los niños que saben escribir, sugerirles inventar diálogos y escribirlos para elaborar sus guiones, podría resultar una aventura maravillosa.
Ensayar la obra y montarla complementaria la experiencia. La posibilidad de aprender un papel, ensayar, poder ser actor o director de la escena podría darles la oportunidad de disciplinarse y organizarse, de aprender a trabajar en equipo.
En este mundo demasiado hecho que toca vivir a los niños, en el que pareciera que casi todo se ha inventado ya, la creatividad tiene poca oportunidad de experimentarse, sin embargo, y paradójicamente, es la transformación personal del mundo, la capacidad inventiva, la originalidad individual, lo que da un sentido de peso a la existencia y, es solo a través del ejercicio que la creatividad se desarrolla.
Dramatizando, el niño ensaya su creatividad y su libertad concientizado gran variedad de posibilidades, ensayándolas, viviendo con intensidad su sentir y su pensar, sus emociones, para aprender a controlarlas y adquirir seguridad sobre ellas.
Jugando jugando, los niños pueden a aprender a comunicarse, ensayando desde niños infinidad de alternativas que le enseñan a expresarse y a conocerse mejor.
Jugando jugando, a diario los niños a prenden a ser mujeres y hombres…